Con nuevos focos identificados en diversos puntos de las islas entrerrianas, investigadores de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), una de las ciudades más afectadas por las consecuencias que se derivaron de los incendios, advierten por una posible “segunda pandemia de fuego” ante la chance de que se genere material combustible que propicie nuevos focos.
La UNR dio a conocer un estudio sobre el posible estado de situación que se avecina para el territorio en el Delta del Paraná, principalmente hacia finales de este año y principios del próximo.
El relevamiento indica que en poco más de un año, la superficie de los humedales cubierta por agua en ese sector pasó del 50% a menos del 16%, con un consecuente aumento de territorio en el que se puede acumular biomasa combustible, que aceleró su formación gracias a las heladas y la falta de lluvias.
Investigadores sugieren medidas preventivas y estrategias coordinadas para que no repitan los episodios de quemas ininterrumpidas entre 2020 y 2022. “¿O veremos una segunda pandemia de fuego?”, reflexionan en las conclusiones del estudio.
Manejo de la vegetación
“La bajante del río Paraná se consolida y venimos de una sequía invernal tradicional. La gran incertidumbre es qué pasará en primavera, si va a llover o no. Si no llueve, el panorama se va a poner complicado”, explicó el ingeniero agrónomo Néstor Di Leo, uno de los autores de la investigación.El estudio, según detalló, clarificó que en los humedales del Delta del Paraná gran parte del territorio perdió la humedad necesaria para resguardar la biomasa y evitar que se convierta en material combustible.
En ese sentido, remarcó que es fundamental dejar de pensar al fuego como una herramienta de manejo de la vegetación: “La biomasa vegetal se puede convertir en un montón de cosas útiles para la sociedad. Es poco inteligente prender fuego para manejar la vegetación”.
Monitoreo y control
Ante la aparición de los primeros focos este invierno, el monitoreo es clave teniendo en cuenta que hay zonas del Delta que son prácticamente inaccesibles.“Los planes de gestión dependen del funcionamiento de todas las pequeñas partes que los componen y todos se deben adaptar a esos planes porque el fuego no es una herramienta de manejo (del territorio)”, aseguró la investigadora Graciela Klekailo, directora del Observatorio Ambiental de la UNR.
Entre julio y agosto, en el Centro de Estudios Territoriales de la universidad contabilizaron 151 focos de calor frente a localidades del sur santafesino, las más afectadas por los incendios entre 2020 y 2022.
Por esa situación, presentaron una denuncia ante la Fiscalía Federal de Rosario junto a documentación que detalla en qué ubicaciones se desarrollaron los focos, valiéndose de herramientas satelitales del programa Firms (Fire Information for Resource Management System) de la Nasa.
Los especialistas apuntan, también, al control permanente que debe haber para evitar situaciones como las de años anteriores.
“Se pueden dar acuerdos necesarios en el marco del Piecas (Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible del Delta del Paraná) y en seguridad ambiental se puede trabajar ampliamente”, manifestó el secretario de Política Ambiental de la UNR, Matías De Bueno, para sumar la idea de una “fuerza de seguridad interjurisdiccional que tenga la capacidad para actuar en el territorio, sin tener que revisar a quién le corresponde accionar ante cada hecho en particular”.
Fuente: TN